Jugar ofensivamente, resultados positivos y títulos eran cualidades que tenían incrustados en el ADN los azulcremas. Sin embargo, en los últimos torneos estos aspectos han cambiado bastante, al grado que hoy la identidad del Club América se mantiene muy alejada de lo que algún día fue catalogada como ÚNICA, pese a las constantes intenciones de hacer “creer” lo contrario.
Es real que “no se puede ocultar el sol con un dedo”, así que hay que puntualizar claramente que América está muy lejos de su época dorada, ¿en qué aspectos? En primer lugar, ser protagonista en cada encuentro, en este Apertura 2023, no ha logrado alcanzar los primeros puestos de la Tabla General y su nivel ofensivo dista mucho de lo que alguna vez ofrecieron un Enrique Borja, Carlos Reinoso o Salvador Cabañas.
A punto de llegar a la mitad del torneo, las Águilas apenas han logrado 12 tantos, bajo la justificación del tema de Martín. Aunado a ello, desde hace casi un lustro, América no logra sumar un título doméstico. Para agudizar la situación, el cuadro azulcrema no consiguió cerrar fichajes de renombre.
Siendo las últimas contrataciones de Kevin Álvarez y Julián Quiñones las dos palomitas a todos los “taches rojos” que reúne la Directiva de América, luego que habían figurado reconocidos elementos para reforzar al equipo en la central y al final terminaron sumando los servicios de un jugador que se encontraba ¡fuera del circuito!
Dado que la afición azulcrema ya conoce bien cómo suelen “responder” los jugadores que son adquiridos en las ‘compras de pánico’ por la Dirigencia como resultó ser los casos de Federico Viñas, Santiago Cáseres, Juan Otero, por mencionar a algunos, no le tienen confianza a Lichnovsky para este Apertura 2023 y ¡nadie los culpa!
Ahora habrá que ver si Jardine también se suma a la lista de fracasos con el Club América con un proyecto que no fue apoyado por la Directiva al no traerle al zaguero que solicitaba el brasileño, tal como sucedió en su momento con Santiago Solari y Fernando Ortiz.
Esta columna es una opinión de la redactora y no refleja la postura de Pasión Águila.